VIII Convención de la Asociación Española de Renting de Vehículos:
«el renting ante los nuevos escenarios de movilidad urbana»
Introducción del Presidente de la AER, Agustín García, con motivo de la apertura de la VIII Convención de la Asociación Española de Renting de Vehículos: «el renting ante los nuevos escenarios de movilidad urbana»
Madrid, 22 de noviembre de 2018.
Buenas tardes a todos. Nos disponemos a comenzar esta octava Convención de la Asociación Española de Renting de Vehículos. Como siempre digo, para nosotros, el gran valor de estas dos jornadas que hoy arrancan es poder contar con vuestra presencia y ofreceros un foro donde, por supuesto, se hable de renting y de negocios, pero, sobre todo, donde se estrechen lazos de colaboración y uno se vaya con la sensación de que ha merecido la pena venir aquí. Además, consideramos que la temática elegida para nuestra convención está de suma actualidad y esperamos que durante estas jornadas podamos aportar algo de luz y clarificar las soluciones para el futuro.
Como sabéis, 2018 está siendo un año de gran éxito para el sector del renting. Las previsiones de alcanzar las 600.000 unidades de parque fijadas para final de año se superaron en el primer semestre, y a octubre, se registran 624.555 unidades, lo que supone un incremento del 14,55%, con respecto a los datos de 2017. Pero lo más significativo de estas cifras, es que el crecimiento más importante se está originando por la irrupción de los clientes más pequeños; de este modo, veíamos, por los datos a septiembre, que ocho de cada diez vehículos que incrementan este parque son de pymes, autónomos y particulares.
Gracias al esfuerzo de todos, observamos que el gran paso para la popularización del renting podemos considerarlo ya firme, algo que está transformando de forma radical la base de clientes, que, tradicionalmente, se centraba en la gran empresa y que cada vez más se sustenta en los clientes más pequeños.
El año se cerrará con el mayor incremento absoluto del parque de renting de la historia, con un crecimiento que superará el 14%, esto se traduce en que, si se mantiene esta tendencia, en un plazo medio, en torno a 2021, podemos alcanzar las 800.000 unidades del parque de vehículos en renting, lo que supondría un aumento de alrededor del 25%, sobre la cifra con la que pretendemos cerrar 2018.
En cuanto a las matriculaciones, el renting podría terminar el ejercicio 2018 con entre 270.000 y 280.000 unidades matriculadas.
Voy a dar datos menos conocidos relativos al canal de empresas, en el segmento de turismos y todoterrenos, a fecha octubre de 2018:
Los híbridos en el renting representan el 8,08%, 4,51 puntos más que a octubre de 2017, mientras en el total del mercado de empresas significan el 6,29%, 2 puntos más que a octubre de 2017.
Los eléctricos, en el renting, suponen el 1,52%, frente al 1,47%, del total del mercado de empresas. (Nótese que los eléctricos en el total mercado de matriculaciones, no sólo del canal de empresas, representan nada más que el 0,74%, de lo que se deduce que la mayoría de los eléctricos son matriculados por las empresas, sin contar los rent a car. En concreto, el canal de empresas en turismos y TT representa 31,55% de todas las matriculaciones, cuando en el caso de las matriculaciones de eléctricos se eleva al 62,36%).
Y los de gas, el 1,14%, aquí estamos ligeramente por debajo del mercado total, donde el gas tiene un peso del 1,99%.
Las cifras nos muestran un sector consolidado, pero, al mismo tiempo, encarado a numerosos retos, que están ligados, en buena parte, al gran cambio de modelo que está experimentando la movilidad. Una movilidad que, no vamos a decir, una vez más, si será eléctrica, conectada, autónoma, o intermodal; pero, indefectiblemente, sí ha de ser sostenible, racional y solidaria.
Sostenible, porque ya no hay marcha atrás. Europa es rígida en su compromiso con el medio ambiente y la calidad del aire y, ya nadie duda, sobre todo después de lo que hemos conocido las últimas semanas y días, de que el color de la movilidad será enteramente verde.
Racional, que persiga una relación lógica con los vehículos, caracterizada por el pago por uso, y que ponga en la balanza criterios más racionales a la hora de moverse, frente a otros más viscerales o emocionales.
Y, por último, la movilidad ha de ser solidaria; es decir, no podemos olvidarnos de dar oportunidades a todos, independientemente de sus limitaciones sociales, económicas o físicas; para ello, es fundamental contemplar el principio de «justicia climática».
Efectivamente, esta lista podría engrosarse con muchas otras características igual de válidas, pero hemos querido centrarnos, exclusivamente, en estas tres, porque creemos que han de ser tres pilares fundamentales para orquestar cualquier decisión que se tome sobre movilidad, sea esta de la naturaleza que sea: ayudas, restricciones o incentivos.
No podemos dejar de hablar del momento que vive no ya el sector del automóvil, sino la movilidad en general. No nos olvidemos de la irrupción en escena de nuevos actores y modelos que tienen que empezar a convivir, y, de hecho, ya lo están haciendo, con mejor o peor resultado: pensemos en el conflicto entre el taxi y VTCs, los patinetes, bicicletas, planes de movilidad de los municipios…
Las noticias y anuncios se agolpan, y no siempre lo hacen de una forma suficientemente ordenada y coordinada. Esto nos condiciona y bloquea la toma de decisiones en el presente y nos podría impedir planificar el futuro a largo y medio plazo con cierto sosiego. La incertidumbre retrae las decisiones de compra, el parque envejece más, la industria se estanca y, en definitiva, el resultado podría ser contrario a lo que se pretende conseguir.
Por eso, nosotros queremos analizar el escenario de movilidad con un horizonte a 2025. Es lo que se ha sugerido a los Ayuntamientos que nos acompañan hoy.
También me gustaría destacar que, si bien antes he reseñado tres características básicas de la movilidad, no ya del futuro, sino del presente: sostenible, racional y solidaria; hay otra cualidad fundamental que debemos tener presente en la definición de la nueva movilidad, y es la de flexibilidad. Frente a rígidos planteamientos del pasado, donde sólo cabían elecciones maniqueístas: diésel-gasolina; turismo-todoterreno… ahora vemos que el abanico de posibilidades se ha disparado, porque las necesidades son muy diversas, y tomar la decisión acertada no siempre es fácil. En este sentido, podemos decir que el renting contribuye a dar seguridad y ofrece flexibilidad a sus usuarios, en unos momentos en los que no se conoce a ciencia cierta qué tecnología será la que mejor resulte en función de los diferentes usos.
Velemos, pues, también por la neutralidad tecnológica. Los fabricantes están haciendo un gran esfuerzo inversor para conseguir el objetivo deseado. No demonicemos a ninguna tecnología si, de momento, nos sirve también para alcanzar tales objetivos de forma más rápida. Hoy, da la sensación de que hay una confusión generalizada. Ténganse en cuenta a todos los actores del sector de la automoción, y no nos olvidemos de todos los ciudadanos (tampoco de las empresas). (Digo esto porque también se ha podido leer que el Gobierno prepara un plan para incentivar la renovación de los vehículos de los particulares, aunque no se han detallado cifras). Excluir a los vehículos de empresa de las ayudas sería un error si pensamos en la antigüedad de su parque, que, por otro lado, son vehículos que recorren, de media más kilómetros, son necesarios para una actividad profesional y están en manos de un tejido empresarial formado mayoritariamente por pequeñas y medianas empresas.
A pesar de todo, hemos de tratar de ver las cosas con algo más de optimismo. Señalar el camino del futuro es bueno, aunque siempre debe hacerse teniendo en cuenta el presente, y no sólo los factores medioambientales, sino también los económicos y sociales. Hemos de pensar en la competitividad de la economía española y en el bienestar de los ciudadanos. Ya hemos visto que el Gobierno trabaja para definir una serie de plazos para descarbonizar el parque de automóviles en nuestro país. Y, si bien es cierto, que quien más y quien menos de los aquí presentes, nos asustamos, en un primer momento, a la vista de unos cambios tan profundos y, aparentemente, tan rápidos, ya ha pasado algo más de una semana y nos ha dado tiempo a serenarnos un poco. Hemos de mantener la calma y transmitir a los ciudadanos un mensaje contundente, pero tranquilizador. Parece que ya sabemos a dónde queremos llegar, y ahora lo más importante es saber cuál es el camino para alcanzar los objetivos y caminar despacio y sin buscar atajos. De momento, es prioritario que el mercado no se estanque en los próximos años y, para ello, es fundamental definir un plan estructural a medio plazo que contemple no sólo el objetivo final al que se quiere llegar, sino que sea realista y consciente de la situación actual en la que se encuentra tanto el parque español como la industria.
Dado que el principal problema del parque español sigue siendo su antigüedad, es lo primero que debe atajarse. Renovar el parque es requisito imprescindible. En esto estamos todos de acuerdo: las administraciones públicas, los ciudadanos y todas las organizaciones empresariales. La semana pasada, Faconauto, en un foro del V.O., apostaba por potenciar el mercado de usados jóvenes, de hasta cinco años, para la renovación del parque. Hace algo más de tiempo leí declaraciones de la directora general de Ganvam, que iban en línea similar en relación a los vehículos usados hasta cinco años. La AER también está totalmente de acuerdo con esta apuesta y pensamos que se puede estimular a las economías con menos recursos o a aquellas que, por principio, prefieren bienes de segunda mano frente a los nuevos, para que renueven los vehículos de más de diez años y puedan acceder a automóviles más seguros, eficientes y más respetuosos con el medio ambiente, atendiendo así al principio de solidaridad. No quiero olvidarme de Anfac ni de Aniacam, que también consideran de suma importancia la renovación del parque.
Por último, el anunciado y ahora imprescindible Plan VEA, de ayudas a la adquisición de vehículos eléctricos y alternativos, así como para el desarrollo de infraestructura de recarga, debería ser el instrumento definitivo para el despegue de esta tecnología. Por ello, nos unimos a la petición de Anfac en el sentido de que sea «un plan estructural y potente, único y homogéneo para todo el territorio español, y que sea sencillo, atractivo para los consumidores y ágil de tramitar a través de la red de concesionarios» y claro está, con la suficiente dotación económica para que tenga continuidad y se genere confianza y certeza en el consumidor y que abarque a todas las fórmulas a disposición de los ciudadanos y, por supuesto, al uso y disfrute del vehículo mediante el renting.
Si se acometen estos frentes estaremos en condiciones de tener un parque renovado, capaz de ofrecer soluciones sostenibles, racionales y solidarias de movilidad en nuestras ciudades, a medio plazo, y que siente las bases para un 2050 totalmente descarbonizado. Pero, por favor, no queramos correr cuando todavía estamos empezando a caminar. Que a nadie se le olvide, por ejemplo, que, a octubre de 2018, el peso de vehículos eléctricos en nuestro país es del 0,74% sobre el total de matriculaciones, y del 1,26%, en el caso del renting. Unos porcentajes aún insignificantes y que tendrán que ir creciendo sostenidamente en el tiempo, y para ello se tendrán que derribar todas las barreras que aún cuestionan su uso. Y no hablemos del hidrógeno, que también será importante para el futuro, pero, de momento, es una rareza en España. Hagamos, pues, las cosas de manera ordenada y no cebemos pollos sin cabeza.
Estos temas son apasionantes y a lo largo de estas dos jornadas vamos a tener la oportunidad de profundizar en las diferentes medidas que se están tomando en el ámbito municipal, para reordenar su movilidad; del mismo modo, tendremos ocasión de ver cómo la tecnología es el gran aliado para la transformación del paradigma y por supuesto, pondremos el foco en las grandes oportunidades que el renting ofrece en el diseño de esta nueva forma de moverse.
De nuevo, gracias por vuestra presencia.